La esencia del dar: Un camino hacia la luz interior

 

En las diferentes tradiciones espirituales y filosóficas, se plantea la idea de que Espíritu decide extenderse y crear, buscando compartir su luz y bondad con el mundo. Esta visión sostiene que, al igual que el creador, nosotros como seres humanos tenemos la capacidad de dar y compartir, y que en este acto encontramos una profunda conexión con nuestra esencia divina. A través del dar desinteresadamente y ayudar a los demás, podemos manifestar la luz del creador en nuestras vidas.


La vasija que busca  dar y recibir

Según estas enseñanzas, somos concebidos como vasijas, seres capaces de recibir la luz y la abundancia que emana desde Espíritu. Sin embargo, nos encontramos con un dilema: si Espíritu no necesita nada y no desea recibir, ¿a quién podemos dar? Es en este punto donde surge la importancia de la experiencia humana. Decidimos pedir al creador que no nos dé todo, sino que nos permita ganarnos lo que recibimos y a su vez, ayudar a los demás. En esta elección consciente, expresamos nuestra naturaleza dadora, reflejando la esencia del creador mismo.

 

El propósito de nuestra existencia

Nuestra función en este plano terrenal no es simplemente recordar, sino ser lo que somos. A medida que nos acercamos a nuestro propósito divino, experimentamos la plenitud y el cumplimiento. Cuando nos entregamos a acciones desinteresadas, cuando extendemos una mano a aquellos que lo necesitan, cuando compartimos la luz que recibimos, estamos alineados con nuestra verdadera naturaleza. Es en este acto generoso donde recibimos una mayor dosis de luz y experimentamos una conexión más profunda con el creador.

 

La encarnación en la Tierra

Estas enseñanzas también hablan de un proceso de evolución espiritual. A medida que descendemos desde la luz, experimentamos diferentes niveles de conciencia y vamos creando "cortinas" que parecen bloquear la luz directa de Espíritu. Sin embargo, se nos recuerda que la luz nunca ha cambiado; somos nosotros quienes, a través de nuestras percepciones limitadas, obstaculizamos su manifestación en nuestras vidas. Nuestro objetivo es permitir que la luz del creador se manifieste plenamente en nosotros y en nuestras experiencias terrenales.

 

La importancia del esfuerzo y la ganancia personal

En este camino espiritual, se destaca la importancia de ganarnos la luz y las bendiciones del creador. Así como en un juego deportivo, donde la victoria obtenida sin esfuerzo propio carece de satisfacción, anhelamos el mérito de nuestras acciones. Deseamos demostrar nuestra dedicación y compromiso imitando las cualidades que el creador nos ha brindado. A través del acto de dar y ayudar a los demás, podemos acelerar nuestro crecimiento espiritual y manifestar la luz interior que todos poseemos.


A lo largo de nuestra vida, nos enfrentamos a diferentes etapas y desafíos que nos alejan de nuestra luz interior. Sin embargo, recordemos que la luz nunca ha cambiado, somos nosotros quienes podemos permitir que brille a través de nosotros. A medida que desplegamos nuestras cualidades dadoras, las "cortinas" que hemos creado se disipan y nos abrimos a recibir una mayor dosis de luz y bendiciones en nuestras vidas.

No se trata solo de recordar quiénes somos, sino de ser conscientes de nuestra verdadera naturaleza y vivirla plenamente. Al ayudar a los demás, extendiendo una mano generosa y compartiendo nuestros dones y talentos, experimentamos la alegría y la satisfacción más profunda. La verdadera recompensa no está en lo que recibimos, sino en el acto mismo de dar y en la transformación que ocurre en nuestro interior.

Así que recordemos que somos más que simples seres físicos, somos extensiones del creador, esperando experimentar y crecer en este plano terrenal. Nuestro propósito radica en compartir y dar, en iluminar la vida de aquellos que nos rodean. A medida que nos adentramos en el camino del dar, descubrimos una fuente inagotable de amor y luz que siempre estuvo dentro de nosotros.

Entonces, pregúntate a ti mismo: ¿Estoy dispuesto a abrazar mi verdadera naturaleza y compartir mi luz con el mundo? ¿Estoy dispuesto a dar sin esperar nada a cambio? Si la respuesta es sí, estás en el camino hacia la plenitud y la realización espiritual. 

Recuerda, la esencia del dar nos acerca a nuestra verdadera divinidad y nos permite brillar como estrellas en el vasto universo del amor universal.

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